domingo, junio 24, 2007

Poliedros & luceros:la revolución siempre es eterna.

Karina Peisajovich es una artista que sigo desde hace tiempo.
Enorme cariño profeso para con esta chica tan sensible, sexy y friendly, su obra expresada mediante las partículas lumínicas, ha sido su posición personal en medio de éstos últimos años de "lo emergente".
La conocí a ella y a su obra en Belleza y Felicidad, hace unos 7 años, supongo.
Sus ojos penetrantes, dulces y una sonrisa sincera, transmitían la misma afectuosidad de sus luces certeras y sigilosas que silenciaban las ya históricas paredes de B y F.
Desde ese día la vengo re-choluleando de modo incansable, porque pese a que nos conocemos hace mucho, no puedo dejar de situarla en una posición hacia donde le dedico una frontal admiración y suscripción a su obra.
Con becas prestigiosas en su haber:Fullbright, Kuitca... es rigurosa, pero no conceptualosa: lograzo.
La luz que nos hace ver todo, determina cualquier forma visible, pero fijada deliberadamente por Karina, muta a un estado perceptivo objetual (después de todo las particulas de la luz son mensurables con la aparatología necesaria) al que posiblemente sólo el impresionismo nos traslada eficazmente.
Si hay objetos más o menos auxiliares o trabajo directo en los planos de la sala (Braga Menéndez, el año pasado) no importa: su disposición del medio lumínico es un orden con un fuerte sentido de identidad propia.
Veamos un ejemplete:la colorimetría peisajovichiana no la noto lúdica:siento que allí se asienta su sagacidad tan femenína, atributos interiores de una mujer plácidamente inteligente, que las revistas de moda pretenden promover desde hace veinte y pico de años, sin lograrlo demasiado.
En su última obra que ví, en ArteBa07, como parte del Open Space, hilvanó seguras y letales intrusiones- que se convirtieron en dominio hábil- en el geometrismo.
NataliaCachiarelli, Carlos Malvestitti, Andres Sobrino, Silvina Gurfein y sobre todo Carla Bertone reinstituyeron el oraculo geometrico, que deriva e reintegra lo básico en profusión preponderante de plenitud expresiva.
Pero, al tender esas ecuaciones sensibles en su perchero luminoso -que Bertone ya insinuaba el año pasado, en la retaguardia perimetral de su obra post/Meleriana- aquí Karina esta munida con una trayectoria adecuada en el uso de la luz cómo para correr el Gran Riesgo:formalidad geométrica y luz concreta, en una sola estocada.
Pero cómo los artistas genuinos estiran el espacio y los elementos transformándolos en tiempo/chicle, esa estocada es un gemido operístico remixado, paroxístico.
Hay disposición y despliegue, obvio, pero hay también se respira una deliciosa confusión, irónizada en el medio obscuro, que cuestiona el "espíritu formal de lo contemporáneo" gracias a un proyecto de montaje- asistida con fortuna de la mano diestra de Vásquez Ocampo en la curación- que si es pensado es un laburazo.
Y si fué un fuego repentino:una surfeada magistral.
El geometrismo que rodea con un efecto Disneylandia y post-punk a la vez, al concurrente que asiste y percibe las sub-zonas que integran al conjunto interno.
Desconozco si ella conoció/dialogó/trabajó con Kósice, pero si nunca hubo algún contacto entre ellos, Cippo, por favor, hacélo por la Patria, juntálos en un Café YA!
Pero, si el encuentro ya se produjo, entonces, habrá sido unos de esas tertulias donde, privadamente, se trazan los pasos vigorosos de la historia del arte de una comunidad.
No creo ser exagerado, en medio de tanta profusión.
Pero soy subjetivísimo al mango, viejo.
Y olé!
PORCHIMENTOS:Y si alguien desconoce sus dibujos, no se imagina lo que hay escondido por ahí!

No hay comentarios.: