El Texto:The Vernissagers. Por Ariel Cusnir.

No se si desde siempre o en algún momento los debates discursivos y el fervor ideológico de la vida social del arte fue dando paso al glam, la sensualidad y porque no el amor que nunca escasea hoy día en nuestro modesto cosmos. Quizás el hecho de que los espectadores de arte son en su gran mayoría artistas? o que sean amigos? o todo todo.
Muchos entre quienes me incluyo pretendemos muchas veces aislarnos de este evento para recrear la white box que nos imaginamos rodea la obra en su estadío ideal. Pero todos sabemos que para ver las obras en el sector libre de humo hay que ir otro día. Y esto no quiere decir que no nos interese la obra. Sino que hay un despliegue tal de sucesos paralelos que no nos podemos quedar indiferentes, al menos haremos un esfuerzo por reducir el ruido en nuestras cabezas.
El evento es tan parte de la inauguración como lo son la bebida y la ropa negra.
Como en todo espectáculo hay protagonistas, espectadores, paseantes transeúntes, etc.
Quienes sean fieles visitantes de dichos eventos saben quien es Porchi.
Este personaje persuasivo, insistente, agitador nos vuelve locos con su vos, sus gesticulaciones y manías sociales. Sonriente, amable en exceso, no para de saludar ni de anotar mails o quien sabe que cosas. Creo que ni siquiera toma mucho -Es un genio!-.
Pero Porchi no solo es una cara bonita de este ecosistema. Es además un agudo observador de ese indescifrable mundo que es el mercado del arte. Ya ha desplegado sus tentáculos famoso blogger, comentarista de Ramona –Porchimentos por supuesto- y miembro superactivo de Venus en sus mejores y peores épocas. Está claro que hizo su bandera de la tecnología de la amistad que promovió el site.
Quien no se sorprendió diciendo: Epa! mirá como escribe Porchi?
En personajes como él imagino el futuro de nuestras vernissages: Gastón Cammarata, Daniel Ojeda, Fabio Kacero y Lux Lidner entre muchos muchísimos otros, transformaron estos eventos en algo digno de mundo paralelo a eso que congrega dicho evento.
Y la obra, es buenísima!
Ariel Cusnir
Julio de 2007